viernes, 8 de agosto de 2008

La cordillera.

Añoro su olor, el verdor de su mirada mística y misteriosa
sus palabras cantadas por el viento, su energía radiante y esa capa blanca con la cual nos rodeaba
en sus frías y cálidas mañanas.
Cada vez que te sueño sigo siendo el mismo, cada vez que despierto, siempre en cualquier sitio.
Gracias.




2 comentarios:

Claudia Hernández dijo...

Qué hermosas palabras, bañadas de dulce nostalgia...

Anónimo dijo...

Tu sentir sobre la cordillera me coloca en la experiencia de vacío lleno de la meditación.

Bendigamos el misterio...


J